The Election Question

Presidential election workers in Afghanistan’s Nawa District, courtesy of US Marine Corps/wikimedia commons

NEW DELHI – With street protests roiling democracies from Bangkok to Kyiv, the nature and legitimacy of elections are once again being questioned. Are popular elections an adequate criterion by which to judge a country’s commitment to democracy? Beginning next month, elections in Afghanistan and India will throw this question into even sharper relief.

Afghanistan will hold a presidential election on April 5. But a smooth electoral process is far from guaranteed – especially given that US President Barack Obama has already informed Afghan President Hamid Karzai that the United States and NATO have no choice but to withdraw their troops by the end of this year.

Asia’s New Security Trifecta

Indian Navy ships, courtesy of Michael Scalet/flickr

NEW DELHI – Winter is India’s diplomatic high season, with the cool, sunny weather forming an ideal backdrop for pageantry, photo ops at the Taj Mahal or Delhi’s Red Fort, and bilateral deal-making. But this winter has been particularly impressive, with leaders from Japan and South Korea visiting to advance the cause of security cooperation in Asia.

The first to arrive was South Korean President Park Geun-hye. Despite a strong economic foundation, the bilateral relationship has long lacked a meaningful security dimension. But China’s recent assertiveness – including its unilateral declaration last November of a new Air Defense Identification Zone, which overlaps about 3,000 square kilometers of South Korea’s own ADIZ, in the Sea of Japan – has encouraged Park to shore up her country’s security ties with India.

The Afghan Muddle

Soldier Exiting a UH-60 Black Hawk, courtesy of DVIDSHUB /flickr

NEW DELHI – Despite some last-minute brinkmanship by Afghan President Hamid Karzai, the United States and Afghanistan seem to have worked out a bilateral security agreement to govern the 8,000-10,000 (mostly American) troops that will remain in Afghanistan from next year. But Afghanistan remains a source of significant uncertainty – and high anxiety – in an already unstable region.

Although the Afghan army has performed surprisingly well this year as it has prepared to assume full responsibility for the country’s security, governments in the region remain deeply skeptical of its ability to resist a resurgent Taliban without the strong support that the US has provided. But the Americans are intent on withdrawal, and no other country is willing to assume the responsibilities that they are relinquishing.

In this context, the fear that Afghanistan will unravel once again risks becoming a self-fulfilling prophecy. In fact, a closer look at various key governments’ approaches to Afghanistan reveals that only the US is maintaining a coherent stance.

Categories
Uncategorized

El embrollo afgano

Soldier Exiting a UH-60 Black Hawk, courtesy of DVIDSHUB /flickr

NUEVA DELHI – A pesar de las provocaciones de último momento del presidente afgano, Hamid Karzai, su país y los Estados Unidos parecen haber logrado negociar un acuerdo de seguridad bilateral para gobernar las 8,000-10,000 tropas (que en gran parte son estadounidenses) que se quedarán el próximo año en Afganistán. Sin embargo, este país sigue siendo una fuente significativa de incertidumbre – y mucha ansiedad – en una región de por sí inestable.

Aunque el ejército afgano ha tenido un sorprendente desempeño este año, pues se ha preparado para adquirir plena responsabilidad de la seguridad del país, gobiernos en la región siguen viendo con fuerte escepticismo la capacidad del ejército para resistir un resurgimiento talibán sin el apoyo que los Estados Unidos han estado dando. Sin embargo, los estadounidenses tienen el propósito de retirarse y ningún otro país quisiera asumir las responsabilidades a que están renunciando.

En este contexto, el temor a que Afganistán se desmorone nuevamente podría convertirse en una profecía que se cumple a sí misma. De hecho, al ver de cerca varios enfoques hacia Afganistán de gobiernos clave, se descubre que los Estados Unidos son los únicos que mantienen una postura coherente.

La política pakistaní prácticamente se contradice a sí misma. Desde la invasión soviética a Afganistán en 1979, Pakistán percibe el país como una fuente de “postura estratégica” en su vieja enemistad con India. Como resultado, ha estado con las dos partes del conflicto entre los talibanes y los Estados Unidos, y ha permitido a este país hacer bombardeos con drones contra líderes talibanes afganos que se ocultan en las provincias occidentales pakistaníes, pero no hace grandes esfuerzos por confrontar a los talibanes en el terreno. De esta forma, según el razonamiento, Pakistán podía mantener suficiente influencia con los talibanes a fin de poder presionar al gobierno afgano.

No obstante, son los talibanes los que en última instancia reforzaron su posición estratégica en su guerrilla con Afganistán desde Pakistán –una guerra que se ha convertido en una seria amenaza a la seguridad pakistaní. Los talibanes pakistaníes han matado cientos de soldados de Pakistán este año. Además, la nueva estrategia del primer ministro, Nawaz Sharif – de buscar un acuerdo de no interferencia con los talibanes en Pakistán –  probablemente conduzca a más violencia interna.

Mientras tanto, India ha estado tratando de contrarrestar la influencia de Pakistán con los talibanes mediante inversiones, entrenamiento militar, asistencia y otros apoyos al gobierno afgano. Sin embargo, esto se traduce en poner todos sus huevos en la misma canasta, el gobierno afgano – una estrategia especialmente riesgosa en un ambiente tan volátil.

La política de China hacia Afganistán también tiene sus riesgos. La República Popular de China ha invertido miles de millones en Afganistán, incluidos 3 mil millones de dólares en pagos de derechos a minas de cobre en Mes Aynak. Aunque China ha ofrecido apoyo retórico a fuerzas internacionales de combate contra el terrorismo en Afganistán, ni siquiera ha aceptado una mínima participación militar. Y el monto destinado a ayuda en la última década ha sido de solo 250 millones de dólares – una suma ridícula dadas las consecuencias potenciales de la inestabilidad afgana para la economía china de 6 billones de dólares.

Con seguridad, China argumenta que está ejerciendo su doctrina de no interferencia en los asuntos internos de otros países. Sin embargo, como el gobierno afgano está solicitando asistencia a toda la comunidad internacional, los chinos no violarían su principio. Además, la política laxa de China podría poner en riesgo sus inversiones en Afganistán – sin mencionar la amenaza de seguridad resultante si unos talibanes rempoderados ofrecieran ayuda o refugio al cada vez más separatista grupo islamista Uighur en la región Xinjiang de China.

La política de Irán hacia Afganistán fue antiestadounidense por reflejo durante gran parte de la última década. Sin embargo, en 2001 el gobierno iraní, encabezado por el presidente reformista, Mohammad Khatami, en esencia consintió la invasión estadounidense a Afganistán, y hasta ofreció ayuda de forma discreta. Irán fue escrupuloso en cerrar su frontera a los talibanes –y en detener a figuras talibanes y de Al Qaeda que buscaron refugio. En efecto, fue Irán el primero que sugirió que Karzai encabezara el nuevo movimiento afgano, y el gobierno de Khatami prometió ayuda por 560 millones de dólares a lo largo de cinco años en la primera conferencia de donantes en Afganistán en la primera parte de 2002.

Sin embargo, el famoso discurso, “eje del mal” del presidente estadounidense, George W. Bush, pronunciado pocos días después en el que mencionaba a Irán como uno de los tres enemigos más peligrosos de los Estados Unidos –provocó una inversión de la política iraní. El sucesor de Khatami, Mahmoud Ahmadinejad, condenó en repetidas ocasiones la presencia de las fuerzas de la OTAN y estadounidenses en Afganistán, e incluso tomó medidas para obstaculizarlas.

Uno espera que el acuerdo reciente sobre el programa nuclear de Irán suponga un regreso a una política iraní más flexible hacia Afganistán –esencial para que haya una solución regional a los problemas afganos. Dicha solución se vuelve cada vez más urgente dado el retiro inminente de los Estados Unidos.

Aunque no será fácil lograr un consenso dada la naturaleza e intereses diversos de los regímenes involucrados. Irán, China, Tayikistán y Uzbekistán, todos son dictaduras –una religiosa, otra de comunismo de mercado y dos de tipo personal. India es una democracia, y Pakistán, una democracia imprevisible. Muy cerca, en Rusia, se observa el creciente protagonismo del presidente Vladimir Putin, que parece quisiera volver a pelear la Guerra Fría con los Estados Unidos, en lugar de construir una relación estratégica viable, que refleje la disminuida realidad de Rusia.

No obstante, todos estos países, (probablemente excepto Pakistán) sí pueden acordar determinados objetivos centrales. Primero, Afganistán no debe convertirse en un paraíso seguro de terroristas. Mullah Mohammed Omar –el líder de los talibanes, supuestamente oculto en Pakistán– tiene que entender que si el movimiento talibán usa cualquier influencia política ganada en Afganistán para apoyar actividades terroristas, enfrentará la unión de la oposición regional.

Segundo, dada su escasa influencia, los vecinos de Afganistán deben apoyarse en países que pueden presionar cualquier futuro gobierno afgano. Por ejemplo, los Estados del Golfo tienen los medios para invertir en una reconstrucción de Afganistán que ofrezca verdaderas oportunidades a todos los ciudadanos –en particular, los jóvenes que no tienen opciones y que a menudo esto los empuja a entrar a los grupos de reclutamiento terroristas. Sin embargo, de forma realista, es poco el potencial para alcanzar un resultado así.

Más importante, los vecinos de Afganistán no deben entrar en dinámicas de poder político al interior del país, con la esperanza de ganar una pequeña ventaja. Ese camino, como hemos visto, solo conduce al caos y esto no beneficia a ningún país.

Traducción de Kena Nequiz

Copyright Project Syndicate


Jaswant Singh, ex ministro de Finanzas, de Asuntos Exteriores y de Defensa de India, es autor de Jinnah: India – Partition – Independence, también de India At Risk: Mistakes, Misconceptions And Misadventures Of Security Policy.



For additional reading on this topic please see:

Afghanistan after the Drawdown

India and China: Exploring Partnership in Afghanistan

Post-2014 Afghanistan: A Threat for Central Asia and China?


For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Weekly Dossiers and Security Watch.

 

Categories
Uncategorized

الفوضى الأفغانية

Soldier Exiting a UH-60 Black Hawk, courtesy of DVIDSHUB /flickr

نيودلهي ــ على الرغم من بعض سياسات حافة الهاوية في اللحظة الأخيرة من قِبَل الرئيس الأفغاني حامد كرزاي، فيبدو أن الولايات المتحدة وأفغانستان توصلا إلى اتفاق أمني ثنائي لتنظيم القوات التي من المقرر أن تظل باقية في أفغانستان والتي تتراوح أعدادها بين 8000 إلى 12000 جندي (وأغلبهم من الأميركيين). ولكن أفغانستان تظل تشكل مصدراً لقدر كبير من عدم اليقين ــ والانزعاج الشديد ــ في منطقة غير مستقرة بالفعل.

وبرغم أن أداء الجيش الأفغاني كان جيداً بشكل مذهل هذا العام وهو يستعد لتحمل المسؤولية كاملة عن أمن البلاد، فإن الحكومات في المنطقة تظل متشككة إلى حد عميق في قدرته على مقاومة حركة طالبان المتمردة من دون الدعم القوي الذي قدمته له الولايات المتحدة. ولكن الأميركيين عازمون على الانسحاب، ولا توجد أي دولة أخرى راغبة في تولي المسؤوليات التي يتخلى عنها الأميركيون الآن.

وفي هذا السياق، فإن التخوف من انهيار أفغانستان مرة أخرى قد يتحول إلى نبوءة تتحقق بذاتها. والواقع أن إلقاء نظرة فاحصة على توجهات حكومات رئيسية مختلفة في التعامل مع أفغانستان سوف يكشف لنا أن الولايات المتحدة وحدها هي التي تحافظ على موقف متماسك.

فالسياسة الباكستانية في حرب ضد نفسها عمليا. فمنذ الغزو السوفييتي لأفغانستان في عام 1979، كانت باكستان تنظر إلى أفغانستان باعتبارها مصدراً للعمق الاستراتيجي في عدائها مع الهند والذي استمر لعقود من الزمان. ونتيجة لهذا فإنها كانت تلعب على جانبي الصراع بين الولايات المتحدة وطالبان، فتسمح للولايات المتحدة بشن غارات الطائرات بدون طيار ضد زعماء حركة طالبان الأفغانية المختبئين في أقاليمها الغربية ولكنها لا تبذل إلا أقل القليل من الجهد في التصدي لحركة طالبان على الأرض. وبهذا المنطق فإن باكستان كان بوسعها بهذه الطريقة أن تحتفظ بالقدر الكافي من النفوذ لدى طالبان من أجل تأمين القدرة على التأثير على الحكومة الأفغانية.

ولكن طالبان هي التي كسبت في النهاية عمقاً استراتيجياً في حرب العصابات التي تديرها من باكستان ضد أفغانستان ــ الحرب التي تحولت إلى مصدر للتهديد لأمن باكستان. فقد قتل المنتمون إلى طالبان الباكستانية المئات من الجنود الباكستانيين هذا العام. ومن المرجح أن تؤدي استراتيجية رئيس الوزراء نواز شريف الجديدة ــ في السعي إلى التوصل إلى اتفاق عدم التدخل مع طالبان الباكستانية ــ إلى تفاقم حالة انعدام الأمن في الداخل.

ومن ناحية أخرى، كانت الهند تحاول موازنة النفوذ الباكستاني لدى حركة طالبان من خلال توفير الاستثمارات والتدريب العسكري والمساعدات وغير ذلك من أساليب الدعم للحكومة الأفغانية. ولكن هذا يُعَد مقامرة بكل شيء على الحكومة الأفغانية ــ وهي استراتيجية محفوفة بالمخاطر في مثل هذه البيئة المتقلبة.

وسياسة الصين في التعام مع أفغانستان أيضاً لا تخلو من المخاطر. فقد استثمرت جمهورية الصين الشعبية المليارات من الدولارات في أفغانستان، بما في ذلك 3 مليارات دولار في مقابل الحصول على حقوق التنقيب عن النحاس في مس أيناك. ورغم أن الصين قدمت دعماً خطابياً لجهود مكافحة الإرهاب التي تبذلها القوات الدولية في أفغانستان، فإنها رفضت الاضطلاع حتى بأقل دور عسكري ممكن. ولم تقدم الصين سوى نحو 250 مليون دولار في هيئة مساعدات على مدى العقد الماضي ــ وهو مبلغ تافه نظراً للعواقب المحتملة التي قد تهدد اقتصاد الصين الذي يبلغ حجمه 6 تريليون دولار نتيجة لعدم الاستقرار في أفغانستان.

من المؤكد أن الصين تزعم أنها تتمسك بمبدأ عدم التدخل في الشؤون الداخلية للدول الأخرى. ولكن عندما تطلب الحكومة الأفغانية المساعدة من المجتمع الدولي بالكامل، فإن المساعدات الصينية لن تنتهك هذا المبدأ. وعلاوة على ذلك فإن سياسة عدم التدخل الصينية قد تؤدي في نهاية المطاف إلى تعريض استثمارات الصين في أفغانستان للخطر ــ ناهيك عن التهديد الأمني الذي قد ينشأ إذا قدمت طالبان بعد إعادة تمكينها المساعدات أو الملاذ للانفصاليين الإسلاميين اليوغور في إقليم شينجيانج في الصين.

وكانت السياسة الإيرانية في التعامل مع أفغانستان مناهضة للولايات المتحدة بالغريزة طيلة قسم كبير من العقد الماضي. ولكن في عام 2001، كانت الحكومة الإيرانية بقيادة الرئيس الإصلاحي محمد خاتمي، راضية في الأساس عن الغزو الأميركي لأفغانستان، حتى أنها قدمت مساعدات سرية. وكانت إيران شديدة التدقيق في إغلاق حدودها في وجه طالبان ــ واحتجاز الشخصيات التي تطلب اللجوء إليها من طالبان والقاعدة. والواقع أن إيران هي التي اقترحت أن يتولى كرزاي قيادة الحكومة الأفغانية المشكلة حديثا، كما تعهدت حكومة خاتمي بتقديم 560 مليون دولار في هيئة مساعدات على مدى خمسة أعوام في مؤتمر المانحين الأول لأفغانستان في اوائل عام 2002.

ولكن خطاب “محور الشر” السيئ السمعة الذي ألقاه الرئيس جورج دبليو بوش بعد بضعة أيام فقط من المؤتمر، والذي اعتبر إيران واحدة من أشد أعداء أميركا خطورة، كان سبباً في تحفيز التحول في السياسة الإيرانية. فقد أدان محمود أحمدي نجاد خليفة خاتمي بشكل متكرر وجود قوات الولايات المتحدة ومنظمة حلف شمال الأطلسي في أفغانستان، بل وعمل على عرقلة جهود هذه القوات.

وإن المرء ليأمل أن يبشر الاتفاق الأخير بشأن البرنامج النووي الإيراني بالعودة إلى سياسة إيرانية أكثر مرونة في التعامل مع أفغانستان ــ وهي ضرورة أساسية من أجل التوصل إلى حل إقليمي لمشاكل أفغانستان. ونظراً لاقتراب موعد رحيل القوات الأميركية، فإن مثل هذا الحل يصبح ملحاً على نحو متزايد.

ولكن التوصل إلى إجماع إقليمي لن يكون سهلا، نظراً للطبيعة المتباينة ومصالح الأنظمة المعنية. فأنظمة الحكم في إيران والصين وطاجيكستان وأوزباكستان كلها دكتاتورية ــ ديانة واحدة، وشيوعية السوق الواحدة، وشخصيتان. والهند ديمقراطية، وباكستان ديمقراطية ضالة. وروسيا القريبة أصبحت على نحو متزايد استعراضاً يقدمه رجل واحد في عهد الرئيس فلاديمير بوتن، الذي يبدو عازماً على خوض الحرب الباردة من جديد مع الولايات المتحدة بدلاً من بناء علاقات استراتيجية قوية تعكس واقع روسيا المتقلص.

ومع ذلك فإن كل هذه البلدان (ربما باستثناء باكستان) من الممكن أن تتفق على أهداف أساسية معينة. فأولا، لا يجب أن تتحول باكستان إلى ملاذ آمن للإرهابيين. ولابد أن يفهم الملا عمر ــ زعيم حركة طالبان الذي يُقال إنه يختبئ في باكستان ــ أنه إذا استخدمت طالبان أي نفوذ سياسي رسمي قد تكتسبه في أفغانستان لدعم أنشطة إرهابية فإنها سوف تواجه معارضة إقليمية موحدة.

وثانيا، نظراً لنفوذها المحدود فإن البلدان المجاورة لأفغانستان لابد أن تعتمد بقوة على البلدان القادرة على التأثير على أي حكومة أفغانية مقبلة. فبلدان الخليج على سبيل المثال تمتلك الموارد اللازمة للاستثمار في بناء أفغانستان القادرة على توفير فرص حقيقية لمواطنيها ــ وخاصة الشباب الذين يدفعهم افتقارهم إلى الخيارات كثيراً إلى أحضان مجندي الإرهابيين. ولكن من الناحية الواقعية فإن إمكانية تحقيق مثل هذه النتيجة محدودة.

والأمر الأكثر أهمية هو أن جيران أفغانستان يتعين عليهم ألا يمارسوا سياسات القوة داخل البلاد على أمل الحصول على بعض المزايا الطفيفة. فهذا المسار، كما رأينا جميعا، لا يقود إلا إلى الفوضى، وهو ما لن يعود بالفائدة على أي دولة.

ترجمة: مايسة كامل          Translated by: Maysa Kamel

Copyright Project Syndicate


جاسوانت سينغ شغل عدة مناصب وزارية في الهند سابقا، فكان وزيراً للمالية والخارجية والدفاع. وهو مؤلف كتاب “جناح: الهند ــ التقسيم ــ الاستقلال”، وكتاب “الهند في خطر: أخطاء ومغالطات ومصائب السياسة الأمنية”.


For additional reading on this topic please see:

Afghanistan after the Drawdown

India and China: Exploring Partnership in Afghanistan

Post-2014 Afghanistan: A Threat for Central Asia and China?


For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Weekly Dossiers and Security Watch.