Pakistán: el largo camino a la paz y la seguridad

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Mientras Pakistán entra en su año 66 como país independiente, es un buen momento para hacer un balance de la situación de seguridad en el país – con el fin de comprender el papel que la nación sigue desempeñando en la seguridad global y la estabilidad de la región.

Según el Informe de Seguridad de Pakistán, 2011 [en, pdf] publicado por el Instituto de Pakistán para Estudios de Paz (PIPS), aunque Pakistán sigue siendo “una de las regiones más volátiles del mundo”, ha habido una cierta mejora en la situación general de seguridad en el país, especialmente desde la última parte del 2011. El informe dice:

“La segunda mitad del año 2011 fue un período de relativa paz en Pakistán en términos del conflicto armado interno, los actos de terrorismo y las muertes resultantes. Una disminución en el número de atentados suicidas y ataques con aviones no tripulados fueron los principales factores contribuyentes … la situación de seguridad está mejorando poco a poco mientras la violencia ha disminuido en un 24 por ciento en los últimos dos años.”

Dado que el país ha experimentado un fuerte descenso [en] en las muertes causadas por ataques suicidas y que no ha habido ataques terroristas importantes en las grandes ciudades o en la capital en 2012, el cambio en la situación general de seguridad parece significativo, sobre todo si se compara con 2009 – 2011, que fue mortal en Karachi, Lahore e Islamabad.

Banderas flameando en Pakistán con ocasión del Día de la Independencia. Foto en Flickr de Ejaz Asi, CC BY-NC 2.0

Sin embargo, no es momento para la complacencia. El 16 de agosto de 2012, una base militar de alto valor justo fuera de la capital Islamabad fue atacada [en] por hombres armados. Fuerzas especiales de Pakistán controlaron la situación en cinco horas y las muertes fueron en su mayoría del lado militante.

Tres días después, el gobierno emitió una prohibición general de servicios de celulares [en] durante 15 horas en las cuatro principales ciudades – incluyendo Karachi y Lahore – en la fiesta islámica de Eid-ul-Fitr, debido a las amenazas de seguridad dignas de crédito que habían recibido.

Estos últimos acontecimientos demuestran que pese a las afirmaciones efectuadas en mayo de 2012 por el entonces primer ministro de Pakistán – Yousuf Raza Gilani, que las preocupaciones por la situación de seguridad en Pakistán fueron “exageradas” [en], la situación sobre el terreno sigue siendo frágil y la mejora en la situación de seguridad no es general.

Los ‘asesinatos dirigidos’ [en] continúan en muchas partes del país. Karachi sigue sufriendo su parte de violencia étnica y política [en] mientras una lucha territorial hace estragos desde el 2010 [en]. La violencia continúa persiguiendo a las Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA) y a Khyber Pakhtunkhwa (KP), incluyendo su capital Peshawar. Estas zonas siguen soportando el peso de la participación de Pakistán en la Guerra contra el Terrorismo.

Baluchistán permanece bajo control de la insurgencia, con el gobierno aún incapaz de proporcionar una solución sostenible y aceptable para atender las quejas de la región. Más bien, como el periodista y blogger paquistaní Malik Siraj Akbar ha señalado [en], la violencia se intensificó a principios de 2012 después de “una audiencia sin precedentes [en] del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso de los EE.UU., que expresó su profunda preocupación por las atroces violaciones de derechos humanos presuntamente cometidas por el ejército en la mayor provincia de Baluchistán.”

Esta infografía publicada en el Reporte de Seguridad de Pakistan 2011 de PIPS brinda un panorama visual de la situación de seguridad del país. Usada con permiso.

También hay una creciente preocupación [en] por el aumento de la violencia sectaria en el país, que ha visto un resurgimiento [en] desde el 2007. Sólo en 2012 ha habido tres casos de asesinatos dirigidos a chiítas. Mientras que el mayor número de enfrentamientos han sido entre las sectas sunitas y chiítas, también ha habido violencia perpetrada dentro de la comunidad suní, por ejemplo, entre los sunitas Deobandi y Barelvi. Huma Yusuf, quien es una conocida columnista para el periódico paquistaní Dawn, escribió en su informe analítico [en, pdf] publicado por el Centro Noruego de Recursos para la Consolidación de la Paz (NOREF):

“La violencia sectaria plantea una grave amenaza a la seguridad y la estabilidad de Pakistán, principalmente debido a que los conflictos entre las principales comunidades religiosas amenazan con involucrar y radicalizar a mayores facciones de la población paquistaní que cualquier otro tipo de militancia.”

Así pues, parece que, si bien hay razones para una cierta cantidad de optimismo cauteloso respecto a las relativas mejoras en la situación general de seguridad de Pakistán, el país aún tiene un largo camino por recorrer en su lucha por resolver con éxito las complejidades de sus problemas sectarios, étnicos y políticos de múltiples facetas, y en ayudar a mejorar la estabilidad y la seguridad, no sólo dentro de sus fronteras, sino de la región.


For further information on the topic, please view the following publications from our partners:

Coping with a Failing Pakistanfrom the Norwegian Peacebuilding Resource Centre (NOREF), Oslo, Norway.

Pakistan After the Floods: Prospects for Stability and Democratic Consolidation,  from the Institute of South Asian Studies (ISAS), Singapore, Singapore.

Security Sector Governance in Pakistan: Progress, But Many Challenges Persistfrom the Centre for International Governance Innovation (CIGI), Waterloo, Canada.


For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Security Watch and Editorial Plan Dossiers.

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