La amada hermana desaparece de la palestra pública

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A quick break at marching practice North Korea
A quick break at marching practice North Korea. Photo: Joseph A Ferris III/flickr.

TOKIO – La península coreana está agitada. En diciembre, los surcoreanos irán a las urnas para elegir al sucesor del presidente Lee Myung-bak, en lo que es actualmente una contienda de tres vías. Mientras tanto, China está tratando de aprovechar de manera oportunista la reciente escalada de tensiones relativa a una disputa territorial entre Corea del Sur y Japón (territorial dispute between South Korea and Japan) para cortejar al gobierno en Seúl. Pero, y quizás lo más importante, uno de los pilares de la dictadura de Corea del Norte ahora se puede estar agrietando – en un momento en que el país debe hacer frente, una vez más, a una escasez grave de alimentos causada por las acciones humanas.El 25 de septiembre la prensa surcoreana informó sobre rumores que indicaban que Kim Kyong-hui, la hermana del difunto “Amado Líder” Kim Jong-il – y tía de Kim Jong-un, el veinteañero líder de Corea del Norte – se encontraba gravemente enferma. Dichos informes no han sido confirmados, pero su nombre no figura en la lista de asistentes a la reciente Asamblea Popular Suprema. En la muy reservada Corea del Norte, esta parece ser una clara señal de que algo se trama. En los círculos de inteligencia de Asia se ha mencionado a Singapur y China como posibles lugares para el tratamiento médico de Kim Kyong-hui.

Después de la muerte de su hermano Kim Jong-il, ocurrida el año pasado, se ha visto con frecuencia a Kim Kyong-hui  acompañando a su sobrino en sus giras de inspección por todo el país. Su repentina desaparición ha provocado mucha especulación acerca de la fragilidad del régimen del “Joven General”; a pesar de sus notorios hábitos de consumo de bebidas alcohólicas, se consideraba de manera amplia a Kim Jong-un como el poder detrás del trono.

Sin duda, la verdad sobre su desaparición permanecerá en las sombras durante algún tiempo. Se dice que Kim Jong-il hubiese muerto repentinamente de un ataque al corazón, a pesar de que ya se había estado muriendo de cáncer por  algún tiempo –  este fue un subterfugio destinado a ocultar el liderazgo de facto de Kim Kyong-hui durante los tratamientos contra el cáncer de su hermano. Además, antes de morir, Kim Jong-il, hizo un esfuerzo supremo para preparar el terreno para su hermana a fin de que ella continúe como la persona clave en la toma de decisiones, incluso bajo el mandato de Kim Jong-un.  Kim Jong-il destituyó a los líderes que hubiesen podido oponerse a su hermana, incluyendo a figuras tan prominentes como Lee Yong-chul y Lee Je-gang.

La protección del mandato de la dinastía Kim se ha convertido en el alfa y el omega del régimen. Para Kim Kyong-hui esto ha significado la supervisión de las propuestas del Partido de los Trabajadores de Corea, las fuerzas armadas y el gobierno. Esto ha significado revisar, complementar y ratificar otras políticas, como también establecer la dirección general del mencionad Partido de los Trabajadores de Corea. Una vez que se establecen las políticas, su tarea es vigilar y supervisar su ejecución.

En otras palabras, en Corea del Norte, muchas de las decisiones más rutinarias adoptadas por otros Estados en otros lugares no se pueden dejar en manos de cualquier persona – especialmente no en las de quienes no pertenecen a la dinastía de los Kim. Cualquier decisión que podría afectar a la supervivencia del régimen se toma dentro de la dinastía, y, en última instancia, debido a razones de legitimidad, antecedentes, experiencia y competencia, se ve a Kyong-hui como la única persona adecuada para la toma de decisiones en el clan Kim.

Esta es una vida vertiginosa de comando y control altamente centralizado. Para tener éxito, tres líneas de poder  emanan de Kim Kyong-hui – estas líneas se dirigen hacia el Partido, hacia las fuerzas armadas y hacia el gobierno central, y cada una de ellas se ramifica hasta llegar a los más pequeños rincones de la vida de Corea del Norte.

Sin embargo, el estilo de mando de Kim Kyong-hui es muy diferente al de su difunto hermano. Kim Jong-il prefería el mando de las fuerzas armadas y empujó al ejército a la vanguardia. Kim Kyong-hui ha retornado a los métodos de su padre Kim Il-sung, el fundador de la dinastía, quien veía el control del Partido como el vehículo más conveniente y efectivo para ejercer el poder. Especialmente en el caso de una mujer norcoreana, el control del Partido es un instrumento mucho más maleable para despertar el tipo de lealtad absoluta que los Kim necesitan.

Kim Jong-un ha hecho algunas cosas nunca antes vistas en Corea del Norte – por ejemplo, admitir francamente el fracaso de una prueba de misiles, y juguetear con el ratón Mickey de Disney, que es un símbolo de la enemiga cultura estadounidense, mientras que él construía parques de atracciones propios. Pero no hay que confundir esto con el surgimiento de una primavera en Pyongyang. En efecto, los esfuerzos del régimen por ocultar, una vez más, una grave escasez de alimentos demuestran que sus valores fundamentales no han cambiado en lo más mínimo.

El mantenimiento de este balance político es el gran desafío que enfrentan Kim Jong-un y Kim Kyong-hui. Porque, aunque el gobierno está ahora claramente centrado en el partido, el régimen aún pudiese perder su estado compacto, y tal vez pudiese colapsar, si la escasez de alimentos no se resuelve y otras estructuras de poder deciden saltar a la palestra.

Ante este riesgo, el estado de salud deficiente de Kyong-hui es un obstáculo significativo. ¿Se le acabará el tiempo a ella, o se resolverá primero la escasez de alimentos? Por ahora, el destino de la península coreana depende de la salud de una mujer.

Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

Copyright Project Syndicate

Yuriko Koikequien fue ministra de defensa y asesora de seguridad nacional de Japón, es también ex presidenta del Partido Liberal Demócrata de Japón, y en la actualidad es líder de la oposición en el Parlamento de Japón.

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