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Otoño de los patriarcas

Hugo Chávez
Hugo Chávez. Photo: Valter Campanato/ABr/Wikimedia Commons.

MADRID – “¡Que difícil es morir!”, cuentan que exclamó Francisco Franco en su lecho de muerte. Parece que la muerte resulta particularmente difícil a los autócratas, hasta cuando logran morir de causas naturales.

La agonía de un dictador es siempre una forma de teatro, en la que aparecen unas masas alborozadas, posibles sucesores que luchan por la supervivencia política y, entre bastidores, la camarilla del dictador empeñada en mantener la vida de su patriarca hasta que pueda asegurar sus privilegios. El yerno de Franco, que era también el médico de la familia, mantuvo al déspota agonizante con vida mediante  aparatos durante más de un mes.

No está del todo claro cuánto tiempo estuvo realmente muerto el venezolano Hugo Chávez antes de que se anunciara oficialmente su fallecimiento. Para ganar tiempo a fin de asegurar su futuro político, los funcionarios venezolanos dirigieron cuidadosamente la representación de la enfermedad y la posterior muerte de Chávez, sugiriendo incluso cerca del final, mientras recibía tratamientos contra su complejo cáncer terminal, que seguía “caminando y haciendo ejercicio”. El vacío informativo recordó al secretismo que rodeó las muertes de Stalin y Mao y la costumbre en el imperio Otomano de mantener secreta durante semanas la muerte del sultán hasta que se hubiera decidido su sucesión.

La manipulación emocional de la puesta en escena que rodeó la muerte de Chávez parece haberse plasmado con seguridad en el apoyo electoral para su gris sucesor, Nicolás Maduro, pero, ¿bastará para crear un linaje chavista?

En la Argentina, pese al desastre del regreso de Juan Domingo Perón en 1973, tras un exilio de dieciocho años, el peronismo se reencarnó en la presidencia de Carlos Saúl Menem en el decenio de 1980 y de nuevo con la llegada del Presidente Néstor Kirchner y, posteriormente, de su esposa, la Presidenta actual, Cristina Fernández de Kirchner. Los melodramáticos discursos de Fernández son un intento transparente de elevar a su difunto esposo a los altares, así como Perón elevó a su esposa, Evita, a la santidad. Al tomar posesión de su cargo, juró lealtad no sólo a la Constitución, sino también a “Él” (Kirchner).

A diferencia de los simples mortales, los dictadores tienen una buena oportunidad de gozar de vida después de la muerte. En el antiguo Egipto, lo faraones fallecidos eran embalsamados y deificados. Después de Augusto, el primer princeps romano, el Senado podía votar la condición divina de los emperadores fallecidos. Semejante apoteosis servía, naturalmente, a los intereses políticos de los sucesores del emperador, que podían alegar un linaje divino y al tiempo aspirar a ser elevados a la condición divina, a su vez.

Chávez sobresalió en la ridiculización de sus enemigos políticos, pero era demasiado narcisista para aproximarse al fin con el tipo de humor que, según Suetonio, inspiró al emperador Vaspasiano la broma en su lecho de muerte: “¡Madre mía! Debo de estar convirtiéndome en Dios”. La grotesca idea de embalsamar el cadáver de Chávez fue desechada al final precisamente por el deterioro que había sufrido durante su exposición ante las masas en una caótica operación de manipulación política.

Un dios, desde luego que no, pero un santo, tal vez. De hecho, lo que fue bueno para “Santa Evita”, como el escritor argentino Tomás Eloy Martínez la llamó, podría serlo para Chávez. Como el tirano agonizante en El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez, que hipócritamente lamentaba el destino de los pobres después de su fallecimiento, Chávez seguirá siendo durante años el santo benefactor, mártir y redentor de los indigentes para la masas venezolanas. De hecho, es probable que alcance el tipo de inmortalidad que siempre creyó merecer.

Parte de la leyenda es casi invariablemente el misterio que rodea las circunstancias de la muerte del caudillo. Una muerte corriente, natural, no concuerda con la imagen de superhéroe del patriarca que lucha contra los enemigos de la nación. La teoría conspiratoria de Maduro de que el cáncer de su mentor fue consecuencia de un envenenamiento por “las fuerzas obscuras que querían eliminarlo” no es particularmente original, aunque, desde luego, eleva el listón. El propio Chávez sostuvo que su ídolo, Simón Bolívar, fue envenenado por sus enemigos en Colombia en 1830.

La Historia, más imaginaria que real, ofrece a Maduro decenas de otros ejemplos. ¿Fue Napoleón envenenado lentamente con arsénico durante su exilio en Santa Helena? ¿Murió Lenin de sífilis, de un derrame cerebral o envenenado por Stalin? Dadas las extrañas circunstancias de la muerte de Stalin, ¿fue envenenado por el jefe de su policía secreta, Laurentiy Beria, o tal vez por su archienemigo, Josip Broz Tito de Yugoslavia? ¿Sufrió el “Amado Caudillo” Kim Jong-il un ataque al corazón en la cama o, más noblemente, en un viaje en tren, mientras trabajaba por su amado pueblo? Las acusaciones de envenenamiento por los malvados imperialistas son, naturalmente, un elemento de la historia oficial de la muerte de Kim.

El propio Maduro invocó el rumor de que los israelíes envenenaron al ex Presidente palestino Yaser Arafat. Igual podría haberse referido a Gamal Abdel Nasser, quien cayó muerto de un ataque al corazón en 1970; el confidente de Nasser, el periodista Mohamed Hassanein Heikal, siempre sostuvo que el Presidente había sido envenenado por su Vicepresidente y sucesor, Anwar El Sadat.

Aunque la leyenda de Chávez puede sobrevivir, el chavismo probablemente no, pues no es una doctrina de verdad, sino un sentimiento basado en el rechazo del antiguo orden político y la invención de los enemigos. Carece de los sólidos fundamentos del peronismo, pongamos por caso, movimiento integrador que se basaba en una clase obrera tradicionalmente bien organizada y una burguesía nacionalista. El chavismo, aparte de su dependencia del caudillaje carismático, nunca ha sido otra cosa que un programa social combinado con un auge del petróleo.

Traducido del inglés por Carlos Manzano.

Copyright Project Syndicate


Shlomo Ben Ami, ex ministro de Asuntos Exteriores de Israel y actual Vicepresidente del Centro Internacional por la Paz de Toledo, es autor de Scars of War, Wounds of Peace: The Israel-Arab Tragedy (“Cicatrices de guerra y  heridas de paz. La tragedia árabo-israelí”).

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خريف البطاركة

Hugo Chávez
Hugo Chávez. Photo: Valter Campanato/ABr/Wikimedia Commons.

مدريد ــ “يا لصعوبة الموت !”. هكذا صاح فرانسيسكو فرانكو وهو على فراش الموت. ويبدو أن تقبل فكرة الموت أمر في غاية الصعوبة دوماً بالنسبة للحكام المستبدين، حتى عندما تكون وفاتهم راجعة إلى أسباب طبيعية.

إن احتضار الحكام المستبدين يكاد يشبه دوماً شكلاً من أشكال المسرح، يضم جماهير حاشدة منتشية، وخلفاء راغبين يتقاتلون من أجل البقاء على الساحة السياسية، ووراء الكواليس تحاول حاشية الدكتاتور جاهدة إطالة حياة بطريركهم إلى أن يتمكنوا من تأمين امتيازاتهم. حتى أن زوج ابنة فرانكو، الذي كان أيضاً طبيب العائلة، عمل على إبقاء المستبد المحتضر متصلاً بأجهزة دعم الحياة لأكثر من شهر.

وليس من الواضح على وجه الدقة لأي مدة كان رئيس فنزويلا الراحل هوجو شافيز ميتاً بالفعل قبل إعلان وفاته رسميا. الواقع أن المسؤولين في فنزويلا عملوا على كسب الوقت لتأمين مستقبلهم السياسي فتولوا إخراج مسرحية مرض شافيز ثم وفاته في نهاية المطاف، حتى أنهم زعموا قرب النهاية، وبينما كان شافيز خاضعاً لعلاج السرطان المعقد والمؤلم، أنه كان لا يزال “يمارس المشي والرياضة”. ويذكرنا هذا التعتيم بالسرية التي أحاطت بوفاة ستالين وماو تسي تونج، وممارسة الإمبراطورية العثمانية في الإبقاء على خبر وفاة السلطان سراً لأسابيع إلى أن تتم تسوية ترتيبات الخلافة.

إن التلاعب العاطفي بالمشهد الذي أحاط بوفاة شافيز يبدو وكأنه يترجم إلى دعم انتخابي لخليفته نيكولاس مادورو. ولكن هل يكون هذا كافياً لخلق خط نسب يعود إلى شافيز؟

في الأرجنتين، وعلى الرغم من كارثة عودة خوان بيرون إلى السلطة في عام 1973 بعد نفيه ثمانية عشر عاما، تجسدت البيرونية من جديد في الثمانينيات في رئاسة كارلوس شاول منعم، ثم مرة أخرى بوصول الرئيس نيستور كيرشنر، وفي وقت لاحق زوجته الرئيسة الحالية كريستينا فرنانديز دي كيرشنر. والواقع أن خطابات فرنانديز الميلودرامية ليست سوى محاولة بالغة الوضوح لرفع زوجها الراحل إلى مرتبة القديسين، تماماً كما رفع بيرون زوجته إيفيتا إلى مرتبة القداسة. وكانت أقسمت عند توليها منصبها على الولاء ليس فقط للدستور بل وأيضاً لزوجها كيرشنر.

خلافاً للبشر الفانين، فإن الطغاة لديهم فرصة جيدة للتمتع بحياة افتراضية بعد الموت. ففي مصر القديمة، كان الفراعنة المتوفون يحنطون ويؤلهون. وبعد أغسطس، أول إمبراطور روماني، كان بوسع مجلس الشيوخ أن يصوت لمنح الأباطرة المتوفين مكانة مقدسة. ومن المؤكد أن هذا النوع من التأليه خدم المصالح السياسية لخلفاء الأباطرة، الذين بات بوسعهم أن يدعوا نسبهم إلى آلهة في حين يطمحون في الوقت نفسه إلى رفعهم هم أنفسهم إلى مصاف الآلهة.

وقد برع شافيز في السخرية من خصومه السياسيين، ولكنه كان أكثر نرجسية من أن يقترب من النهاية بذلك النوع من الفكاهة الذي ألهم الإمبراطور فيسباسيان وفقاً لسوتونيوس تعليقه الساخر وهو على فراش الموت: “آه .. لابد أنني أتحول إلى إله”. وأخيراً تم التخلي عن فكرة تحنيط جثمان شافيز بسبب الأضرار التي لحقت بالجثمان أثناء عرضه بشكل فوضوي على الجماهير في محاولة للاستغلال السياسي.

لا شك أنه ليس من الآلهة، ولكن ربما يكون قديسا. والواقع أن ما كان صالحاً بالقدر الكافي مع “القديسة إيفيتا”، كما وصفها الكاتب الأرجنتيني توماس إيلوي مارتينيز، قد يكون صالحاً لشافيز. ومثل الطاغية المحتضر في رواية جابرييل جارسيا ماركيز “خريف البطريرك”، الذي رثى عن حق المصير الذي قد يلقاه الفقير بعد وفاته، فإن شافيز سوف يظل لسنوات مقبلة رجل الخير والبر، الشهيد، ومخلص المعوزين في أعين أهل فنزويلا. بل إنه من المرجح أن يكتسب ذلك النوع من الخلود الذي اعتقد دوماً أنه يستحقه.

ويرجع جزء من الأسطورة في كل الأحوال تقريباً إلى الغموض الذي يحيط بظروف وفاة الزعيم. فالميتة الطبيعية العادية لا تتفق مع صورة البطل الخارق التي يتمتع بها البطريرك الذي يكافح أعداء الأمة. والواقع أن نظرية المؤامرة التي أشاعها مادورو بأن السرطان الذي أصاب معلمه كان نتيجة لسم “دسته له قوى الظلام التي أرادت إبعاده عن الطريق” ليست أصلية بشكل خاص، ولو أنها ترفع قيمة الرهان حقا. وحتى شافيز ذاته كان يتحدث دوماً عن تسميم معبوده سيمون بوليفار من قِبَل أعدائه في كولومبيا في عام 1830.

والواقع أن التاريخ، الأكثر خيالاً من الحقيقة، يقدم لمادورو عشرات من الأمثلة الإضافية. فهل مات نابليون بالتسمم البطيء بالزرنيخ أثناء منفاه في سانت هيلانة؟ وهل مات لينين بمرض الزهري، أم نتيجة لسكتة دماغية خطيرة، أم بالتسمم على يد ستالين؟ نظراً للظروف الغريبة المحيطة بوفاة ستالين ذاته، فهل مات مسموماً على يد رئيس الشرطة السرية لافرينتي بيريا، أو ربما على يد خصمه اللدود اليوغوسلافي جوزيف بروس تيتو؟ وهل تعرض “الزعيم العزيز” كيم جونج إل لنوبة قلبية على فراشه، أم توفي بشكل أكثر نباله أثناء رحلة بالقطار بينما كان يعمل من أجل رفاهية شعبه الحبيب؟ لا شك أن مزاعم التسمم بواسطة الإمبرياليين الأشرار كانت من بين مقومات الرواية الرسمية لوفاة كيم.

واستحضر مادورو ذاته الشائعة التي زعمت أن الإسرائيليين سمموا الرئيس الفلسطيني السابق ياسر عرفات. وكان بوسعه أيضاً أن يشير إلى الرئيس المصري الراحل جمال عبد الناصر، الذي وافته المنية نتيجة لأزمة قلبية في عام 1970؛ حيث يزعم الصحافي محمد حسنين هيكل، وكان من أبرز المقربين من ناصر، أن الرئيس مات مسموماً على يد نائبه وخليفته أنور السادات.

وبرغم أن أسطورة شافيز قد تظل باقية فإن التشافيزية لن تدوم على الأرجح، لأنها ليست عقيدة حقا، بل إنها تتألف من مشاعر تقوم في الأساس على رفض النظام السياسي القديم واختراع الأعداء. وهي تفتقر إلى الأسس المتينة التي قامت عليها البريونية على سبيل المثال، والتي كانت حركة شاملة اعتمدت على الطبقة العاملة التي اتسمت تقليدياً بالتنظيم الجيد وعلى البرجوازية القومية. أما التشافيزية فإنها بعيداً عن اعتمادها على الزعامة الكاريزمية لم ترق قط إلى ما هو أكثر من برنامج اجتماعي مرتبط بطفرة نفطية.

ترجمة: إبراهيم محمد علي          Translated by: Ibrahim M. Ali 

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شلومو بن عامي وزير خارجية إسرائيل الأسبق، ونائب رئيس مركز توليدو الدولي للسلام حاليا، ومؤلف كتاب “ندوب الحرب وجراح السلام: المأساة الإسرائيلية العربية”.

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Chávez, Comandante Presidente

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Autumn of the Patriarchs

Hugo Chávez
Hugo Chávez. Photo: Valter Campanato/ABr/Wikimedia Commons.

MADRID – “How difficult it is to die!” Francisco Franco is reputed to have exclaimed on his deathbed. Death, it seems, is always particularly difficult for autocrats to manage, even when they succeed in dying of natural causes.

A dictator’s death throes are always a form of theater, featuring ecstatic masses, would-be successors fighting for political survival, and, behind the scenes, the dictator’s coterie locked in efforts to extend the life of their patriarch until they can secure their privileges. Franco’s son-in-law, who was also the family doctor, kept the dying despot on life-support machines for more than a month.

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Realism on North Korea

Kim Jong-Un clapping
Kim Jong-Un clapping. Photo: petersnoopy/flickr.

BERLIN – The world’s task in addressing North Korea’s saber rattling is made no easier by the fact that it confronts an impoverished and effectively defeated country. On the contrary, it is in such circumstances that calm foresight is most necessary.

The genius of the Habsburg Empire’s Prince Klemens von Metternich in framing a new international order after the Napoleonic Wars was that he did not push a defeated France into a corner. Although Metternich sought to deter any possible French resurgence, he restored France’s prewar frontiers.

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La nécessité d’une approche réaliste à l’égard de la Corée du Nord

Kim Jong-Un clapping
Kim Jong-Un clapping. Photo: petersnoopy/flickr.

BERLIN – La tâche qui incombe au monde de répondre aux grondements des canons de la Corée du Nord est d’autant plus difficile que la communauté internationale se heurte à un État appauvri et d’ores et déjà vaincu. C’est en effet dans de telles circonstances qu’il est nécessaire d’agir avec le plus de mesure.

Tout le génie du prince Klemens von Metternich de l’empire des Habsbourg résida dans sa décision, en vue de l’instauration d’un nouvel ordre international à la suite des guerres napoléoniennes, de ne pas pousser une France vaincue dans ses derniers retranchements. Malgré son souhait d’empêcher toute possibilité de résurgence française, Metternich restaura en effet les frontières françaises d’avant-guerre.

Par opposition, comme l’a fait remarqué Henry Kissinger, il aurait été impossible aux vainqueurs de la Première guerre mondiale d’amener une Allemagne défaite à renoncer, ou de l’inciter à accepter le Traité de Versailles. C’est pourquoi, selon cet argument, il leur a fallu imposer au pays un certain nombre de dispositions sévères, dans l’espoir d’affaiblir définitivement l’Allemagne. Nous savons tous ce à quoi cette stratégie a abouti.

John F. Kennedy appartenait à la même veine que Metternich. Pendant la crise des missiles de Cuba, il se refusa à humilier l’Union soviétique ou à l’écraser par une victoire totale. Il choisit plutôt de comprendre le personnage Nikita Khrouchtchev, et accepta de retirer en secret les missiles américains de Turquie et d’Italie en échange d’un retrait équivalent des missiles soviétiques de Cuba. Le pragmatisme de Kennedy nous a sans doute évité une troisième guerre mondiale.

Malheureusement, la Corée du Nord ne fait pas l’objet de telles démarches clairvoyantes d’homme d’État. Face au jeu nucléaire dangereux auquel se risque le pays, on peut se demander ce que serait aujourd’hui la situation si, au cours des 20 dernières années, le problème nord-coréen avait été appréhendé avec la sagesse dont firent preuve Metternich et Kennedy.

Bien évidemment, la Corée du Nord n’est pas la France du début du XIXe siècle, ni l’URSS de 1962. Aux yeux des dirigeants politiques occidentaux (japonais inclus), ce pays n’a jamais représenté beaucoup plus qu’un petit État isolé, dont les échecs économiques n’ont d’égal qu’une propension à évoluer perpétuellement au bord de l’autodestruction. La plupart des dirigeants mondiaux ont toujours préféré ignorer le problème nord-coréen, ne réagissant que ponctuellement dès lors que le régime soulevait un problème de sécurité. Or, compte tenu aujourd’hui des derniers essais nucléaires nord-coréens et de l’amélioration des capacités du pays en matière de missiles balistiques, cette approche n’est désormais plus viable.

Peut-être la meilleure chance de régler le problème à un stade plus précoce se serait-elle jouée immédiatement à la suite de l’effondrement de l’Union soviétique en 1991. À l’époque, Kim Il-sung – père fondateur de la Corée du Nord – se heurta en effet à un effondrement économique, à un affaiblissement de ses forces armées conventionnelles, ainsi qu’à un isolement diplomatique. Dans des entrevues conduites par Asahi Shimbun et le Washington Times en mars et avril 1992, Kim affirma expressément souhaiter établir des relations diplomatiques avec les États-Unis. Mais les dirigeants américains et sud-coréens refusèrent de répondre à l’invitation de Kim. Leurs idées reçues à l’égard de la Corée du Nord les empêchèrent d’admettre une réalité politique en pleine mutation.

Une autre opportunité a été manquée au cours de la dernière décennie. Si la Corée du Nord avait répondu réciproquement, et dans les temps, à la visite à Pyongyang de l’émissaire américain William Perry en mai 1999, la politique d’engagement du président Bill Clinton auprès du Nord aurait peut-être évolué jusqu’à une volonté de normalisation des relations diplomatiques entre les deux pays. Au lieu de cela, le Nord choisit de tergiverser, n’envoyant son vice-maréchal Jo Myong-rok aux États-Unis qu’en octobre 2000, quasiment à la fin du mandat de Clinton. Quelques mois plus tard, le nouveau président George W. Bush entreprit une politique inverse à celle de Clinton à l’égard de la Corée du Nord.

Je me souviens encore, lorsque j’occupais la fonction de ministre sud-coréen des Affaires étrangères, combien il me fut difficile de convaincre les responsables de l’administration Bush de négocier avec la Corée du Nord au lieu de se contenter d’exercer des pressions dans l’attente d’une capitulation du pays. À l’époque, la Corée du Nord procédait au redémarrage de son installation nucléaire de Yongbyon ainsi que de sa production de plutonium, ce qui renforçait son poids vis-à-vis des États-Unis. Un temps précieux fut gaspillé avant le premier essai nucléaire nord-coréen de 2006. Et si Bush modifia quelques mois plus tard sa politique à l’égard de négociations bilatérales avec le Nord, le régime de Kim était devenu beaucoup plus obstiné.

Le comportement nord-coréen est depuis devenu encore plus imprévisible. Le torpillage nord-coréen de la corvette sud-coréenne Cheonan et le bombardement de l’île de Yeonpyeong en 2010 constituèrent des événements sans précédent, et soulevèrent des tensions intercoréennes inédites depuis des décennies. Aujourd’hui, à la suite du troisième essai nucléaire nord-coréen, il semble que nous soyons entrés dans la phase la plus précaire à ce jour, le régime ayant déclaré qu’il ne renoncerait jamais à son option nucléaire. Quelles démarches faut-il alors entreprendre ?

La première option consisterait à dissuader toute agression future au travers de la diplomatie. Mais la possibilité d’une dissuasion diplomatique dépendra de la coopération de la Chine, ce qui nécessite que les intérêts vitaux de la Chine en matière de sécurité nationale soient reconnus. La Chine craint non seulement les conséquences sociales et économiques d’une implosion de la Corée du Nord, mais également les conséquences stratégiques d’une réunification – et en particulier la possibilité de voir l’armée américaine, grâce à son alliance avec la Corée du Sud, obtenir un accès aux frontières de son territoire.

Les simples déclarations américaines selon lesquelles les États-Unis n’auraient aucune intention de jouer la carte d’un tel avantage militaire ne sauraient apaiser les craintes de la Chine. Les dirigeants chinois n’ont pas oublié la promesse formulée par les États-Unis auprès du président soviétique Mikhaïl Gorbatchev selon laquelle la réunification allemande et la transition démocratique en Europe de l’Est ne signifieraient pas pour autant une expansion de l’OTAN vers l’Est. C’est pourquoi un engagement plus concret en matière de sécurité est nécessaire, qui réponde aux inquiétudes profondes de la Corée du Sud. Ce n’est que lorsque sa propre sécurité sera garantie que la Chine sera disposée à s’extraire de la complicité risquée qu’elle entretient avec la Corée du Nord, et qu’elle sera en mesure de mieux contrôler le comportement du Nord.

Mais bien qu’elle soit nécessaire, la coopération de la Chine ne permettra pas à elle seule de résoudre le problème nord-coréen. Une approche globale est nécessaire, qui reconnaisse la rapidité du changement interne au pays, particulièrement dans l’esprit des nord-coréens ordinaires. Pour faire court, les Nord-coréens ne sont plus aussi isolés qu’ils l’étaient autrefois, et ont de plus en plus conscience de leur paupérisation, principalement en raison d’échanges commerciaux plus importants et de connexions plus étroites avec une Chine en plein essor.

Il est nécessaire que ce changement interne soit encouragé, dans la mesure où il s’avérera plus efficace que les pressions externes dans l’influence du comportement du régime. D’un autre côté, un tel encouragement ne doit pas s’effectuer d’une manière qui alimenterait la crainte de la Corée du Nord d’être détruite par des moyens indirects. La récente proposition du président sud-coréen Park Geun-hy de fournir une assistance humanitaire, en dépit de la récente montée des tensions, constitue un pas dans la bonne direction.

La vie des Nord-coréens ordinaires est aussi importante que la sécurité des voisins de la Corée du Nord. Une approche globale est nécessaire, qui soit autant axée sur la dimension humaine que sur la dimension sécuritaire. Reste à savoir si cette approche exigera davantage de clairvoyance et de courage que ce dont sont capables ensemble les dirigeants politiques actuels de Corée du Sud, d’Occident et de Chine.

Traduit de l’anglais par Martin Morel

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Yoon Young-kwan, ancien ministre sud-coréen des Affaires étrangères, est actuellement universitaire intervenant à l’Université Libre de Berlin ainsi qu’au Stiftung Wissenschaft und Politik (Institut allemand des affaires internationales et de la sécurité).

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The New South Korean President’s Foreign Policy Directions

Extended Deterrence in Northeast Asia: Keep a Cool Head and Maintain a High Profile

Nuclear Weapons R&D Organizations in Nine Nations


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