El 25 de noviembre del 2012 los catalanes se dirigieron a las urnas para una anticipada elección regional. Las encuestas se realizaron sólo dos meses después de una masiva manifestación pro independentista que tuvo lugar en Barcelona. La participación electoral alcanzó un máximo de casi el 70%, el más alto en 30 años, y los cuatro partidos políticos que se comprometieron a celebrar un referéndum sobre la libre determinación (CiU-ERC-ICV-CUP) tiene más del doble de asientos que aquellos que defienden el status quo (PSC-PP-C). Fundamentalmente, los dos partidos más importantes de Cataluña – el gobierno del centro-derechista CiU y el socialista PSC – sufrió graves retrocesos.
En consecuencia, parece que Cataluña va celebrar un referéndum sobre sus vínculos con el resto de España, y que no confía en sus partidos políticos más importantes para dirigir el proceso. España, sin embargo, no va a hacer más fácil para los catalanes el votar, ya que cualquier intento de dividir a España puede ser considerado ilegal bajo la Constitución del país, escrita en 1978, después de la caída de la dictadura de Francisco Franco.
Diferencias culturales aparte, muchos catalanes se sienten atraídos a la independencia ya que proporcionaría oportunidades para construir un nuevo estado que sea más eficiente, democrático, transparente e innovador. Una Cataluña independiente podría ser muy diferente de la España de hoy, donde la crisis económica, la opacidad y el clientelismo político se denuncian a menudo como algo común.
Pero, ¿podría una Cataluña independiente llevar a la ruptura de las dinámicas del establishment que han dominado España desde finales de 1970? Los optimistas lo creen así. Por ejemplo, la viabilidad económica de una Cataluña independiente ha sido ampliamente discutida, y se considera posible siempre y cuando haya pocas barreras comerciales. Sin embargo, la viabilidad no es sólo acerca de tener suficientes recursos. El economista Jordi Galí escribe en un periódico catalán, un editorial traducido por la Wilson Initiative:
Este informe [“del Doing Business del Banco Mundial”] y otros similares, tales como el Informe de Competitividad Mundial, sólo confirman lo que es evidente para cualquier gerente de negocios: el marco institucional español está lejos de ser ideal para la generación de riqueza basada en la productividad. La construcción de un nuevo Estado ofrece, por tanto, una oportunidad única para comenzar, desde cero, un proceso ambicioso y atractivo que mira hacia el futuro sin ser ponderado por el pasado.
Pero, ¿cuán productiva puede ser una sociedad basada en el clientelismo político? Inspirándose en el libro Why Nations Fail (Por qué caen las naciones) de Acemoglu y Robinson, Adrià Alsina escribe en e-notícies [ca] sobre la necesidad de cambiar las estructuras de poder de Cataluña:
Las élites extractivas controlan el poder público y las grandes empresas de servicios, y forman una casta que se lleva la riqueza del país al igual que los parásitos hacen con sus anfitriones. Lo disfrazan de interés nacional, servicio público o la protección de la industria local, pero siempre es la misma protección de los privilegios de una minoría por encima del interés de la mayoría.
En un artículo [ca] subsiguiente, agrega:
Si Cataluña alcanza su propio estado, tendrá la oportunidad de deshacerse de este yugo, pero también podría simplemente reemplazar algunas élites extractivas con otras…. es esta estructura que tenemos la oportunidad de cambiar en los próximos años: la colusión terrible entre las élites económicas y políticas que nos llevan al desastre. A la burbuja inmobiliaria financiada por los bancos paraestatales al servicio de políticos y empresarios de la construcción, al hecho de que la mayoría de las empresas catalanas aún se remontan a la época de Franco.
Algunos dudan de que este cambio sean posible con el partido centro derechista CiU liderando el proceso.
Por ejemplo, la cuenta de blog y Twitter @CiUensRoba (“CiU nos está robando’), con 6.810 seguidores, dice en su descripción de perfil de Twitter:
Catalunya es mereix una independència sense lladres. CiU ens ha robat llibertats, sobirania, identitat, benestar… i ho continuarà fent!
Cataluña se merece una independencia sin ladrones. CiU ha robado nuestra libertad, la soberanía, la identidad, el bienestar … y va a seguir haciéndolo!
Otros señalan que el fin de la corrupción, en general, es mucho más urgente que la independencia de España.
@Moragasanti: Al Oasi catala no hi han Datils (pel poble, clar) Volem la Independencia, pero amb la motxilla de la nostra corrupció política A sobre? Bdia
En el oasis catalán no hay fechas (para la gente, por supuesto). Queremos la independencia, pero ¿con ese saco de la corrupción política en la espalda?
@afarrasc: Els jutges han esperat el #25N+2 x imputar dirigents PSC per presumpta corrupció La indèpendència judicial és més urgent que la de Catalunya
@afarrasc: Los magistrados han esperado hasta #25N+2 para acusar a los dirigentes del PSC de supuesta corrupción. La independencia judicial es más urgente que la de Cataluña
Un proceso de independencia sacudiría el orden político y económico de la región. Sin embargo, se necesitará mucho más que un referéndum para sacudir la dinámica social y el poder. ¿Podría ser un primer paso?
For further information on the topic, please view the following publications from our partners:
Separatism and Secessionism in Today’s World
Independentismo e integración europea (I)
Expect the Unexpected: Ten Situations to Keep an Eye on
For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Security Watch and Editorial Plan.