El Dilema Energético de la Argentina

The Repsol-YPF Tower in Argentina
The Repsol-YPF Tower in Argentina. Image by Wikimedia Commons.

BUENOS AIRES – L expropiación de casi todas las acciones de la compañía española Repsol en la productora de energía YPF de la Argentina, anunciada en un vehemente discurso por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ha disparado las alarmas legales en todo el mundo, En realidad, esa iniciativa no resolverá los problemas energéticos del país, a falta de enormes entradas de inversión en el sector.

Repsol adquirió el control completo de YPF en 1999; en febrero de 2008, transfirió parte de sus acciones al Grupo Petersen, que actualmente cuenta con el 25 por ciento. Actualmente Repsol cuenta con el 57 por ciento y el resto es propiedad de inversores en el mercado de valores. El Gobierno de la Argentina se propone expropiar el 51 por ciento y dejar a Repsol con una participación del seis por ciento.

En la venta de acciones de 2008, los dos accionistas mayoritarios acordaron distribuir al menos el 90 por ciento de los beneficios futuros en efectivo. Esa decisión iba destinada a permitir al Grupo Petersen pagar las deudas a los bancos y al propìo Repsol, contraídas con la compra de acciones, que no pagó inicialmente.

Se trata de un dividendo extraordinariamente elevado en el mundo de la industria petrolera. En el pasado decenio, las reservas de YPF disminuyeron en gran medida, junto con las de la mayoría de las compañías petroleras que funcionan en la Argentina, porque la inversión en exploración se redujo en gran medida.

Al mismo tiempo, el gas natural representa el 51 por ciento del consumo de energía, frente al 32 por ciento en el caso del petróleo y apenas el 17 por ciento en el del carbón, las renovables y las energías hidroeléctrica y nuclear. A escala mundial, el gas representa apenas una cuarta parte del consumo energético total: por ejemplo, el 27 por ciento en los Estados Unidos y tan sólo el 9 por ciento en el vecino Brasil. La Argentina tiene la mayor flota de vehículos que funcionan con gas natural comprimido; las familias utilizan el gas intensivamente; la mayoría de la electricidad se genera con gas y la industria petroquímica está basada en él.

Naturalmente, en unos pocos países (Qatar, Argelia, los Emiratos Árabes Unidos, el Irán y Rusia), el gas representa también más de la mitad –o incluso más del 60 por ciento– del consumo de energía, pero hay una diferencia enorme: todos esos países tienen reservas que durarán entre 70 y 100 años más. En cambio, la Argentina es un país muy dependiente del gas y con reservas cada vez menores: equivalentes a menos de ocho años de producción.

Compensar esa disminución de las reservas –más de la mitad de las reservas de gas y una quinta parte de las de petróleo se han consumido– con importaciones supone un costo anual de más de 300.000 millones de dólares. De hecho, después de dos decenios de energía barata y abundante y exportaciones del excedente de producción, ha comenzado un nuevo ciclo de energía cara, escasa e importada, pues la producción de petróleo se ha reducido en una tercera parte desde 1998 y la producción de gas en un 15 por ciento desde 2004.

El imperativo más importante para la Argentina actualmente es el de intentar recuperar la autosuficiencia energética mediante una importante inversión en exploración de la tierra, además de en el océano Atlántico. Al mismo tiempo, el país debe modificar su modelo de consumo mediante una mayor dependencia de las energías hidroeléctrica, nuclear y eólica. Si bien hay grandes posibilidades en materia de recursos no tradicionales, todo ello es caro y requiere una inversión anual de un tres por ciento, aproximadamente, del PIB a lo largo de los cinco próximos años.

Es muy probable que, a corto plazo, unas importaciones cada vez mayores de un caro gas natural licuado y otros combustibles seguirán ejerciendo una presión en pro del cambio. El año pasado, el déficit energético exterior ascendió a más de 3.000 millones de dólares y este año se espera que se duplique.

La cuestión importante es si la decisión del Gobierno de la Argentina de nacionalizar el 51 por ciento de las acciones de YPF es la forma mejor de recuperar la autosuficiencia en la producción de petróleo y gas y atraer el capital necesario para la explotación y el desarrollo de las reservas tradicionales. La Argentina tiene también unas posibilidades particularmente grandes para la producción de recursos no tradicionales de gas, en vista de que el nivel de sus reservas es el tercero del mundo, después de China y los Estados Unidos, pero, como ocurre en el caso de los recursos tradicionales del país, dichas reservas no se producirán solas.

Traducido del inglés por Carlos Manzano.

Copyright Project Syndicate


Alieto Guadagni was Argentina’s Energy Secretary in 2002, and subsequently was its representative at the World Bank.

For further information on the topic, please view the following publications from our partners:
Gas and Geopolitics: The Foreign Policy Implications of Energy Import Dependencyfrom the Center for International Security and Cooperation.
Spain’s Multinationals: The Dynamic Part of an Ailing Economyfrom the Elcano Royal Institute of International and Strategic Studies.
Las elecciones presidenciales argentinas ya son pasado: mirando a 2015, from th Elcano Royal Institute of International and Strategic Studies.

For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Security Watch and Editorial Plan.

Le choix de Nixon pour l’Iran ?


Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon
Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon (Photo: andydoro/flickr)

WASHINGTON, DC – Remettre en ordre les chaises longues sur le pont n’aurait pas suffi à sauver le Titanic. Les discussions à n’en plus finir pendant les négociations au Vietnam n’ont pas aidé davantage dans l’effort visant à mettre un terme à ce conflit diabolique. Néanmoins de nombreux présidents américains ont relancé avec succès les pourparlers avec leurs adversaires, vers de nouvelles manières audacieuses de renforcer la sécurité nationale sans guerre. Une telle hardiesse est maintenant nécessaire dans les négociations du programme nucléaire de l’Iran.

En 1933, Franklin D. Roosevelt était en pourparlers personnels avec le ministre soviétique des Affaires étrangères Maxim Litvinov sur l’ouverture des relations diplomatiques entre les deux pays. Dwight D. Eisenhower a invité Nikita Khrouchtchev aux États-Unis en 1959 pour ouvrir les yeux du premier dirigeant soviétique en visite aux États-Unis. Les entretiens bilatéraux entre les États-Unis et la Chine à Varsovie dans les années 1960 étaient stériles jusqu’à ce que Richard Nixon et le conseiller à la sécurité nationale Henry Kissinger ouvrent un débat sous les auspices du Pakistan.

Les négociations internationales avec l’Iran sur son programme nucléaire nécessitent également un nouveau concept et un ordre du jour plus large. Le sommet d’Istanbul le mois dernier s’est conclu sur une note positive. Les deux partis ont décidé de trouver une manière d’éviter le modèle de la récrimination mutuelle et des échanges stériles. La voie est maintenant ouverte vers un premier accord sur des objectifs modestes.

Mais il ne faut pas s’attendre à une nouvelle ère sans une certaine forme de discussions directes entre les États-Unis et l’Iran. Les pourparlers avec les cinq membres permanents du Conseil de Sécurité des Nations Unies plus l’Allemagne (P5+1) sont purement protocolaires et inertes. Il est d’ailleurs peu probable qu’ils aboutissent par eux-mêmes à une percée. Les Iraniens se sentent dépassés en nombre par les divers participants aux ordres du jour variables. Les États-Unis doivent remodeler l’environnement pour faciliter le compromis avec l’Iran.

Les États-Unis doivent encourager les entretiens bilatéraux. Une leçon tirée des anciens présidents américains reste la valeur des contacts directs et à haut niveau avec leurs principaux adversaires. Naturellement, il semble absurde d’imaginer maintenant une rencontre en tête à tête entre le Président Barack Obama et l’Ayatollah Ali Khamenei – mais est-ce qu’une rencontre pouvait sembler plus absurde en 1969 que la celle de 1971 entre Nixon et Mao Zedong ? Les États-Unis et l’Iran doivent ouvrir la voie vers de larges discussions bilatérales sur leurs conceptions du monde, sur la sécurité régionale et sur les projets visant à améliorer la compréhension mutuelle pour minimiser les différences.

Même sans pourparlers directs entre les États-Unis et l’Iran aujourd’hui, les négociations actuelles doivent être reformulées. Le P5+1 doit continuer à être en pourparlers avec l’Iran sur son programme d’enrichissement de l’uranium, de même que l’Agence Internationale de l’Énergie Atomique doit être en pourparlers avec l’Iran sur le renforcement de la transparence de son programme nucléaire. Les Iraniens veulent résoudre leurs problèmes directement avec l’AIEA et éviter de négocier sous les auspices des résolutions du Conseil de Sécurité de l’ONU, qui imposent des sanctions à l’Iran pour forcer la suspension de l’enrichissement.

Cette situation suggère une approche par étapes. Premièrement, pendant les pourparlers de Bagdad, le P5+1 pourrait chercher rapidement un accord de renforcement de la confiance par lequel l’Iran cesserait volontairement d’enrichir du contenu d’isotope fissile U-235 à 20% et dissocierait ou expédierait leur réserve de cet uranium, qui se rapproche d’une catégorie d’armement. Il pourrait également chercher un arrêt sur les installations d’enrichissement enfouies à grande profondeur à Fordow, en échange de fourniture de barres de combustible pour le réacteur de recherches scientifiques de l’Iran et un gel sur certaines sanctions.

Deuxièmement, le P5+1 pourrait alors accepter un accord sur un certain enrichissement iranien comme une incitation pour que l’Iran signe un accord parallèle avec l’AIEA sur une plus grande transparence. Ces étapes parallèles remodèleraient le processus pour atteindre un objectif clé pour les États-Unis : s’assurer que l’Iran respecte la propre fatwa (décret religieux) de Khamenei contre les armes nucléaires.

Troisièmement, les deux partis devront décrire les objectifs à long terme des négociations. Alors que l’AIEA presse l’Iran pour des accords sur une plus grande transparence, l’Iran veut savoir où de tels accords peuvent mener, en particulier sur la question des sanctions.

Les Iraniens prétendent que chaque fois qu’ils proposent une avancée vers la coopération avec les États-Unis, un nouveau problème émerge pour bloquer l’amélioration des relations. L’Iran veut savoir quelles sanctions pourraient être retardées, gelées ou levées en échange de concessions actuelles et futures, dans la crainte que les États-Unis ne continuent à imposer des sanctions sur les Droits de l’Homme, sur la sécurité ou sur d’autres fondements.

Les États-Unis, quant à eux, voient l’Iran comme un négociateur fourbe et peu fiable qui s’est engagé dans la fabrication d’armes nucléaires et qui ne prend pas les pourparlers au sérieux. Le temps est venu d’examiner les intentions de l’Iran en parvenant à quelque chose comme des accords en deux étapes décrits ici – un processus à plus long terme et étape par étape avec des actions réciproques, dans lesquelles chaque partie doit faire des concessions pour obtenir ce dont elle a besoin.

Enfin, même avec le progrès étape par étape sur le programme nucléaire de l’Iran, de plus larges discussions sont nécessaires pour traiter les nombreux problèmes non nucléaires qui menacent la stabilité régionale. Il n’y a actuellement aucun débat public pour discuter de l’Afghanistan, de l’Irak, du trafic de drogue, de la sécurité dans le Golfe Persique, des communications d’urgence pour éviter les conflits accidentels, ni des sources de méfiance profonde et de malentendu.

Certaines de ces discussions pourraient impliquer des représentants de pays qui ne font pas une partie du P5+1, y compris les gouvernements qui ont des relations plus étroites avec l’Iran. Pour organiser la discussion sur ces questions plus larges, les États-Unis et d’autres pays doivent explorer la nomination éventuelle d’un délégué spécial – peut-être un ancien chef d’Etat sous les auspices de l’ONU – pour engager l’Iran vers de nouvelles ouvertures.

Si Obama doit prendre la tête de la reformulation du compromis et du processus par lesquels les États-Unis et d’autres pays dialoguent avec l’Iran, les avancées pourraient s’en trouver facilitées. Les entretiens d’Istanbul ont ouvert la voie à une première percée vers un accord. Les États-Unis ont maintenant l’occasion d’établir un nouveau terrain propice à la discussion et de parvenir à une solution politique plus durable.

Traduit de l’anglais par Stéphan Garnier.

Copyright Project Syndicate


William H. Luers a été ambassadeur des États-Unis en Tchécoslovaquie et au Venezuela et président de l’Association des Nations Unies de 1999 à 2009.

Thomas R. Pickering, sous-secrétaire d’Etat aux Affaires politiques de l’Administration Clinton, a été ambassadeur des États-Unis en Russie, en Israël, en Jordanie et aux Nations Unies.

 

For further information on the topic, please view the following publications from our partners:

Avoiding the Unnecessary War. Myths and Reality of the West-Iran Nuclear Standoff

Prospects for Progress on Iran’s Nuclear File

Iran and Regional Security


For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Security Watch and Editorial Plan.

خيار نيكسون في التعامل مع إيران؟


Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon
Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon (Photo: andydoro/flickr)

واشنطن، العاصمة ــ إن إعادة ترتيب الكراسي على سطح السفينة تيتانيك ما كان لينقذها من الغرق. وما كانت المناقشات التي لا تنتهي حول شكل طاولة المفاوضات في مفاوضات فيتنام لتسفر عن تقدم الجهود الرامية إلى إنهاء ذلك الصراع الخبيث. ومع ذلك فإن العديد من الرؤساء الأميركيين نجحوا في إعادة تصميم المحادثات مع الخصوم بطرق جديدة جريئة لتعزيز الأمن القومي من دون الاضطرار إلى خوض حرب. والآن باتت هذه الجرأة مطلوبة في المفاوضات الدائرة حول البرنامج النووي الإيراني.

في عام 1933، تفاوض فرانكلين د. روزفلت شخصياً مع وزير الخارجية السوفييتي مكسيم ليتفينوف لفتح العلاقات الدبلوماسية بين البلدين. وفي عام 1959 وجه دوايت د. ايزنهاور الدعوة إلى نيكيتا خروشوف لزيارة الولايات المتحدة ليصبح أو زعيم سوفييتي على الإطلاق يزور أميركا. وكانت المحادثات الثنائية بين الولايات المتحدة والصين في وارسو في ستينيات القرن العشرين عقيمة إلى أن قرر ريتشارد نيكسون ومستشار الأمن القومي هنري كيسنجر فتح مناقشة مختلفة وأكثر مباشرة برعاية باكستان.

وتحتاج المفاوضات الدولية مع إيران بشأن برنامجها النووي أيضاً إلى مفهوم جديد وأجندة أوسع نطاقا. ولقد اختتم اجتماع اسطنبول الشهر الماضي بشكل إيجابي. فقد قرر الجانبان إيجاد وسيلة لتجنب ذلك النمط من الاتهامات المتبادلة والمقايضات العقيمة. والآن أصبح الباب مفتوحاً أمام اتفاق مبدئي يسعى إلى تحقيق أهداف متواضعة.

ولكن لا تعولوا على عصر جديد في غياب شكل ما من أشكال الحوارات المباشرة بين الولايات المتحدة وإيران. إن المحادثات مع الدول الخمس الدائمة العضوية في مجلس الأمن التابع للأمم المتحدة بالإضافة إلى ألمانيا (5+1) نمطية وراكدة ومن غير المرجح أن تحقق أي تقدم مفاجئ من تلقاء ذاتها. والواقع أن الإيرانيين يشعرون بأنهم قِلة في مواجهة مشاركين متنوعين يحملون أجندات مختلفة. ويتعين على الولايات المتحدة أن تعيد تشكيل البيئة بحيث تيسر لإيران اتخاذ القرار بتقديم تنازلات.

وينبغي للولايات المتحدة أن تمارس ضغوطها في اتجاه إجراء محادثات ثنائية. والواقع أن أحد الدروس التي قدمها رؤساء أميركيون سابقون يتلخص في إبراز قيمة الاتصالات المباشرة على مستوى عال مع خصومها الرئيسيين. لا شك أن مجرد تخيل اللقاء وجهاً لوجه بين الرئيس باراك أوباما وآية الله على خامنئي يبدو سخيفاً ــ على الأقل الآن. ولكن هل كان لأي لقاء أن يبدو في عام 1969 أكثر سخفاً من اللقاء الذي تم بالفعل في عام 1971 بين نيكسون والزعيم الصيني ماو تسي تونج؟ يتعين على الولايات المتحدة وإيران أن يحددا المسار نحو محادثات ثنائية واسعة النطاق حول نظرة كل منهما إلى العالم، والأمن الإقليمي، والخطط الرامية على تحسين التفاهم المتبادل من أجل تقليل الخلافات.

وحتى من دون محادثات مباشرة بين الولايات المتحدة وإيران، فإن المفاوضات الحالية تحتاج إلى إعادة صياغة. ويتعين على الدول الخمس الدائمة العضوية في مجلس الأمن وألمانيا أن تستمر في التفاوض مع إيران فيما يتصل ببرنامج تخصيب اليورانيوم، في حين ينبغي للهيئة الدولية للطاقة الذرية أن تتفاوض مع إيران بشأن تعزيز شفافية برنامجها النووي. والواقع أن الإيرانيين يريدون حل مشاكلهم بشكل مباشر مع الهيئة الدولية للطاقة الذرية، وتجنب المفاوضات في ظل سحابة من قرارات مجلس الأمن الدولي، التي تفرض عقوبات على إيران لإرغامها على تعليق عمليات التخصيب.

ويقترح هذا الموقف نهجاً تدريجيا. فأولا، وأثناء إجراء المحادثات في بغداد، ربما تسعى الدول الخمس الدائمة العضوية في مجلس الأمن وألمانيا إلى عقد اتفاق مبكر لبناء الثقة تتعهد إيران طواعية بموجبه بالتوقف عن التخصيب إلى محتوى بتركيز 20% في النظير الانشطاري “يو-235” والتحول إلى مزيج أقل كثافة أو ربما تشحن  إلى المخزون لديها من اليورانيوم من هذه الدرجة، والتي هي أقرب إلى الدرجة المطلوبة لإنتاج الأسلحة النووية. ومن الممكن أيضاً أن يسعوا إلى إيقاف منشأة التخصيب تحت الأرض في فوردو عن العمل في مقابل تزويدها بقضبان الوقود لتشغيل مفاعل الأبحاث النووي الإيراني وتجميد بعض العقوبات.

وثانيا، بوسع الدول الخمس الدائمة العضوية في مجلس الأمن وألمانيا أن توافق آنذاك على بعض التخصيب في إيران كحافز لإيران لإبرام اتفاق مواز مع الهيئة الدولية للطاقة الذرية فيما يتصل بتعظيم الشفافية. وهذا الخطوات المتوازية من شأنها أن تعيد تشكيل العملية برمتها بحيث يتحقق الهدف الأميركي الرئيسي: ضمان التزام إيران بفتوى خامنئي ذاته ضد الأسلحة النووية.

ثالثا، سوف يكون لزاماً على الجانبين أن يعملا على وضع الخطوط العريضة للأهداف البعيدة الأمد للمفاوضات. وفي حين تضغط الهيئة الدولية للطاقة الذرية على إيران لإبرام اتفاقات بشأن تعظيم الشفافية، فإن إيران تريد أن تعرف إلى أين قد تقودها هذه الاتفاقات، وخاصة فيما يتعلق بالعقوبات.

يزعم الإيرانيون أنهم في كل مرة يتحركون باتجاه التعاون مع الولايات المتحدة، تنشأ مشكلة جديدة تمنع تحسن العلاقات. وتريد إيران أن تعرف أي العقوبات يمكن تأخيرها أو تجميدها أو رفعها في مقابل تنازلات حالية ومستقبلية، خشية أن تواصل الولايات المتحدة فرض العقوبات على أساس ادعاءات خاصة بحقوق الإنسان أو الأمن أو غير ذلك.

ومن جانبها تنظر الولايات المتحدة إلى إيران باعتبارها مفاوضاً غير جدير بالثقة وملتزم سراً بإنتاج الأسلحة النووية وغير جاد بشأن المحادثات. والآن حان الوقت لاختبار النوايا الإيرانية من خلال الوصول إلى شيء أشبه بالاتفاقات على مرحلتين الواردة هنا ــ عملية طول أمدا، تتم خطوة بخطوة، وعلى أساس إجراءات متبادلة، حيث يتعين على كل جانب أن يقدم شيئاً لكي يحصل على ما يريد.

وأخيرا، حتى في ظل التقدم خطوة بخطوة فيما يتصل بالبرنامج النووي الإيراني، فإن المناقشات الأوسع نطاقاً مطلوبة للتعامل مع القضايا غير النووية العديدة التي تهدد الاستقرار الإقليمي. ففي الوقت الحالي لا يوجد أي منتدى لمناقشة أفغانستان، والعراق، وتهريب المخدرات، وأمن الخليج الفارسي، والاتصالات في حالات الطوارئ لتجنب الصراعات العَرَضية، وتحاشي مصادر انعدام الثقة وسوء الفهم.

وربما يشترك في بعض هذه المناقشات ممثلون عن الدول التي لا تشكل جزءاً من مجموعة الدول الخمس الدائمة العضوية في مجلس الأمن وألمانيا، بما في ذلك الحكومات التي تربطها بإيران علاقات أوثق. ولتنظيم مناقشة هذه القضايا الأوسع، فيتعين على الولايات المتحدة وغيرها من الدول أن تستكشف احتمال تعيين مبعوث خاص ــ ربما رئيس دولة سابق تحت رعاية الأمم المتحدة ــ لإشراك إيران في أساليب جديدة.

إذا تولى أوباما زمام المبادرة في إعادة صياغة البيئة المحيطة والعملية التي بموجبها تتحدث الولايات المتحدة وغيرها مع إيران، فقد يصبح إحراز تقدم أمر أكثر سهولة ويسرا. والواقع أن محادثات اسطنبول فتحت الباب أمام إبرام اتفاق مبدئي خارق ــ ولو على أساس تدريجي. إن الولايات المتحدة لديها الفرصة الآن لتدشين سبل جديدة لاستكشاف أرضية مشتركة والتوصل إلى حل سياسي أكثر دواما.

ترجمة: مايسة كامل          Translated by: Maysa Kamel

Copyright Project Syndicate


ويليام ه. لورز شغل منصب سفير الولايات المتحدة إلى تشيكوسلوفاكيا، وفنزويلا، وكان رئيساً لجمعية الأمم المتحدة من عام 1999، إلى عام 2009. توماس ر. بيكرينج وكيل وزير خارجية الولايات المتحدة للشؤون السياسية أثناء إدارة كلينتون، كما شغل منصب سفير الولايات المتحدة إلى روسيا وإسرائيل والأردن والأمم المتحدة.

For further information on the topic, please view the following publications from our partners:

Avoiding the Unnecessary War. Myths and Reality of the West-Iran Nuclear Standoff

Prospects for Progress on Iran’s Nuclear File

Iran and Regional Security


For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Security Watch and Editorial Plan.

The Nixon Option for Iran?


Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon
Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon (Photo: andydoro/flickr)

WASHINGTON, DC – Rearranging the deck chairs would not have saved the Titanic. Nor did the endless debates on the shape of the table in the Vietnam negotiations advance the effort to end that malign conflict. Nevertheless, many American presidents have successfully redesigned talks with adversaries in bold new ways to strengthen national security without war. Such boldness is now needed in the negotiations over Iran’s nuclear program.

In 1933, Franklin D. Roosevelt negotiated personally with Soviet Foreign Minister Maxim Litvinov to open diplomatic relations between the two countries. Dwight D. Eisenhower invited Nikita Khrushchev to the United States in 1959 to open the eyes of the first Soviet leader ever to visit America. The bilateral US-China talks in Warsaw in the 1960’s were fruitless until Richard M. Nixon and National Security Adviser Henry Kissinger opened a different, more direct discussion through the auspices of Pakistan.

International negotiations with Iran over its nuclear program also need a new concept and broader agenda. The Istanbul meeting last month concluded on a positive note. Both sides decided to find a way to avoid the pattern of mutual recrimination and sterile exchanges. The door is now open to an initial agreement with modest goals.

But don’t count on a new era without some form of direct US-Iran discussions. The talks with the five permanent members of the United Nations Security Council plus Germany (P5+1) are formulaic, stagnant, and not likely to achieve any breakthrough on their own. The Iranians feel out-numbered by diverse participants with varying agendas. The US needs to reshape the environment to make it easier for Iran to compromise.

¿La opción Nixon para el Irán?


Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon
Mao Meeting with U.S. President Richard M. Nixon (Photo: andydoro/flickr)

WASHINGTON, D.C. – Reordenar las tumbonas de cubierta no habría salvado al Titanic, como tampoco los inacabables debates sobre la forma de la mesa en las negociaciones sobre Vietnam propiciaron avances en el intento de poner fin a aquel maligno conflicto. No obstante, muchos presidentes americanos han logrado reformar con audacia las conversaciones con adversarios para fortalecer la seguridad nacional sin recurrir a la guerra. Semejante audacia es necesaria ahora en las negociaciones sobre el programa nuclear del Irán.

En 1933, Franklin D. Roosevelt negoció personalmente con el ministro soviético de Asuntos Exteriores Maxim Litvinov para iniciar las relaciones diplomáticas entre los dos países. Dwight D. Eisenhower invitó a Nikita Jruschev para que acudiera a los Estados Unidos en 1959 a fin de abrir los ojos al primer dirigente soviético que visitaba los Estados Unidos en la Historia. Las conversaciones bilaterales EE.UU-China celebradas en Varsovia en el decenio de 1960 fueron infructuosas hasta que Richard M. Nixon y el Asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger iniciaron un debate diferente y más directo con los auspicios del Pakistán.

Las negociaciones internacionales con el Irán sobre su programa nuclear requieren también una nueva concepción y un programa más amplio. La reunión celebrada en Estambul el mes pasado concluyó con perspectivas positivas. Las dos partes decidieron buscar una vía para evitar la tónica de recriminación mutua e intercambios estériles. Ahora se ha abierto la puerta para un acuerdo inicial con objetivos modestos.

Pero no hay que contar con el inicio de una nueva época sin que haya alguna forma de debates directos EE.UU.-Irán. Las conversaciones con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania (P5+1) son formularias, están estancadas y no es probable que tan sólo con ellas  se logre un avance decisivo. Los iraníes se sienten en minoría ante participantes diversos y con prioridades diferentes. Los EE.UU. necesitan rehacer el ambiente para que al Irán le resulte más fácil subscribir un compromiso.

Los EE.UU. deben instar a la celebración de conversaciones bilaterales. Una enseñanza brindada por presidentes americanos anteriores es la del valor de los contactos directos de alto nivel con los adversarios principales. Naturalmente, resulta absurdo imaginar una reunión en persona entre el Presidente Barack Obama y el Ayatolá Ali Jamenei … ahora, pero, ¿habría parecido en 1969 más absurda reunión alguna que la de 1971 entre Nixon y Mao Zedong? Los EE.UU. y el Irán necesitan establecer una vía con miras a celebrar debates bilaterales amplios sobre concepciones del mundo, seguridad regional y planes para mejorar el entendimiento mutuo a fin de reducir al mínimo las diferencias.

Aun cuando no se celebren ahora conversaciones directas EE.UU.-Irán, se debe dar una forma nueva a las negociaciones actuales. El P5+1 debe seguir negociando con el Irán sobre su programa de enriquecimiento de uranio, mientras que el Organismo Internacional de Energía Atómica debe negociar con él para lograr una mayor transparencia de su programa nuclear. Los iraníes quieren resolver sus problemas directamente con el OIEA y no negociar bajo la nube de las resoluciones del Consejo de Seguridad, que les imponen sanciones para forzar la suspensión del enriquecimiento.

Esa situación requiere un planteamiento progresivo. En primer lugar, durante las conversaciones en Bagdad el P5+1 podría intentar conseguir un acuerdo temprano que infundiera confianza y mediante el cual el Irán cesara voluntariamente de enriquecer hasta el 20 por ciento el contenido del isótopo fisionable U-235 y disminuyera el grado de enriquecimiento o sacara del país las reservas de ese uranio, que está próximo al nivel necesario para el armamento. También podría intentar conseguir una paralización en las profundas instalaciones subterráneas de enriquecimiento de Fordow a cambio de que se facilitaran al Irán placas de combustible para su reactor de investigación y se suspendieran algunas sanciones.

En segundo lugar, el P5+1 podría acordar cierto enriquecimiento como incentivo para que el Irán concertara un acuerdo paralelo con el OIEA sobre una mayor transparencia. Esos pasos paralelos darían una nueva forma al proceso a fin de lograr un objetivo decisivo para los EE.UU.: el de velar por que el Irán acate la propia fatwa (“decreto religioso”) de Jamenei contra las armas nucleares.

En tercer lugar, las dos partes tendrían que exponer los objetivos a largo plazo de las negociaciones. Mientras el OIEA presiona al Irán para que acepte acuerdos sobre una mayor transparencia, este país quiere saber adónde podrían conducirlo dichos acuerdos, en particular en materia de sanciones.

Los iraníes afirman que, siempre que adoptan alguna iniciativa con miras a la cooperación con los EE.UU., surge un nuevo problema que bloquea una mejora de las relaciones. El Irán quiere saber qué sanciones podrían demorarse, suspenderse o levantarse a cambio de concesiones actuales y futuras, por temor a que los EE.UU. sigan imponiendo sanciones en materia de derechos humanos, seguridad u otros criterios.

Por su parte, los EE.UU. consideran al Irán un negociador falso e indigno de confianza, que está comprometido con las armas nucleares y no tiene una actitud seria sobre las conversaciones. Ha llegado el momento de poner a prueba las intenciones del Irán alcanzando algo así como los acuerdos en dos fases aquí expuestos: un proceso gradual y a más largo plazo con medidas recíprocas, en el que cada una de las partes deba conceder algo para obtener lo que necesita.

Por último, aun logrando avances graduales sobre el programa nuclear del Irán, se necesitan debates más amplios para abordar las numerosas cuestiones no nucleares que amenazan la estabilidad regional. Actualmente no existe un foro para examinar los asuntos del Afganistán, del Iraq, del tráfico de drogas, de la seguridad en el golfo Pérsico, de las comunicaciones de urgencia para evitar un conflicto accidental y de los motivos de las profundas desconfianza e incomprensión existentes.

En algunos de dichos debates podrían participar representantes de Estados que no formen parte del P5+1, incluidos gobiernos que tengan relaciones más estrechas con el Irán. Para organizar el debate sobre esas cuestiones más amplias, los EE.UU. y otros deben estudiar la posibilidad de nombrar a un enviado especial –tal vez un ex Jefe de Estado con los auspicios de las Naciones Unidas– para tratar con el Irán de formas nuevas.

Si Obama tomara la iniciativa de dar una nueva forma al marco y al proceso mediante los cuales los EE.UU. y otros conversan con el Irán, podría resultar más fácil avanzar. Las conversaciones de Estambul brindaron la posibilidad de un acuerdo inicial –aunque progresivo– que representara un gran paso adelante. Los EE.UU. tienen ahora la oportunidad de crear nuevas vías para explorar un terreno común y alcanzar una solución política más duradera.

Traducido del inglés por Carlos Manzano

Copyright Project Syndicate


William H. Luers fue embajador de los Estados Unidos en Checoslovaquia y Venezuela y Presidente de la Asociación para las Naciones Unidas de 1999 a 2009.
Thomas R. Pickering, Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos en el gobierno de Clinton, fue embajador en Rusia, Israel, Jordania y las Naciones Unidas.

For further information on the topic, please view the following publications from our partners:

Avoiding the Unnecessary War. Myths and Reality of the West-Iran Nuclear Standoff

Prospects for Progress on Iran’s Nuclear File

Iran and Regional Security


For more information on issues and events that shape our world please visit the ISN’s Security Watch and Editorial Plan.